Presentación
Es importante recordar que 2017 fue un año marcado por los sismos ocurridos en septiembre, que establecieron un parteaguas no sólo en la planificación de muchas organizaciones que, como Cooperación Comunitaria, nos dedicamos a la reconstrucción y disminución de la vulnerabilidad, sino para las mediciones de los sismos y la manera en que los concebimos. Así fue al menos para quienes tenemos y hemos tenido siempre presente la medición recurrente de las estructuras de acuerdo a los movimientos que estos fenómenos provocan, no sólo por la experiencia previa de 1985, sino en nuestra práctica profesional.
Durante el primer semestre del año, los proyectos en Hidalgo y Guerrero concluyeron ambos procesos constructivos que se desarrollaban desde 2016. En el primer caso, se erigió un centro para la producción y formación de artesanos del Valle del Mezquital que transforman el ixtle en diversos bienes de consumo. Y en el segundo: viviendas de adobe reforzado con familias de San Miguel, Malinaltepec, como parte de la reconstrucción posterior al desastre ocasionado por los huracanes Ingrid y Manuel en 2013; además de la construcción de la Casa de los Saberes en Mixtecapa. A lo largo de cinco años le hemos dado seguimiento a estos procesos en diversas comunidades de Cardonal, Hidalgo, así como de Malinaltepec, Guerrero.
La segunda parte del año estuvo marcada por la intensificación del trabajo en dos estados, donde si bien ya habíamos trabajado con fondos propios, en esta etapa recibimos otros financiamientos, por lo que las actividades se aceleraron. Por un lado, colaboramos con un grupo conformado por diversas comunidades de Chilón, Chiapas, el cual trabaja en la impartición de un diplomado en agroecología a distintas comunidades, que buscan autoconstruir un espacio de formación con adobe reforzado. Por otro lado, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, desarrollamos los proyectos de reconstrucción a partir de los sismos del 7 y 23 de septiembre.
Es importante señalar que, dada la magnitud de los daños causados por los sismos, un número importante de fundaciones nacionales y extranjeras, así como grupos de la sociedad civil, llevaron a cabo diversas actividades para recaudar dinero y donarlo a la reconstrucción.
Debido a nuestra experiencia de cinco años en la reconstrucción integral de Guerrero, muchas de las organizaciones que comenzaron a dar respuesta tanto a la emergencia, como a proyectos de reconstrucción, acudieron a nosotros para recoger la asesoría necesaria, incluso en muchos casos se nos pidió participar en la reconstrucción.
Sin embargo, dada nuestra pequeña escala y tamaño, lo que podíamos abarcar era muy poco. Es así que, cuando los sismos del 19 de septiembre abatieron la parte centro del país, Cooperación Comunitaria ya había adquirido un compromiso para desarrollar un proyecto de reconstrucción con el Comité Ixtepecano por la Vida y el Territorio, cuya alianza atrajo a que personas allegadas a CC se entusiasmaran por juntar fondos para contribuir a dicho proceso.
Este proyecto y la cantidad de compromisos hechos por CC para la reconstrucción, nos llevó a crecer tres veces en operación, lo que significó no sólo aumentar casi tres veces la plantilla de colaboradores, sino diseñar y sistematizar métodos para la formación de dicho personal, los procesos de cada área de la organización, así como la enorme tarea de diseñar de manera participativa —hasta donde la escala lo permitió— el proyecto de Reconstrucción Integral y Social del Hábitat para el Istmo de Tehuantepec, basado en una primera etapa en Ixtepec.
Junto con el Comité Ixtepecano, se diseñó un proyecto que respondía a las necesidades locales relacionadas al contexto local, donde las tarjetas entregadas por el gobierno a la población, la maquinaria promocional de las empresas inmobiliarias privadas y la prisa de la gente por recuperar lo perdido, jugaron un papel fundamental.
Este año se caracterizó por el cierre de un proceso de cinco años intensos de trabajo con distintas comunidades de dos estados, donde se concluyeron dos construcciones, una para la producción y otra de reconstrucción. Asimismo, comenzó un nuevo ciclo, donde el gran reto está en abarcar otros dos estados, uno para la construcción de centros de formación agroecológica y otro proyecto de reconstrucción, ambos con una escala más grande, que traen consigo nuevos retos y aprendizajes que estamos listos para emprender.
Agradecemos a todos aquellos que de manera comprometida han apoyado y dado seguimiento a nuestro trabajo.
¡Gracias!
Isadora Hastings García
Directora General
Cooperación Comunitaria AC